Campaña de la vida

LIFE STYLE 18/10/2022 Por Late
Sonará cada vez que un paciente oncológico logre vencer al cáncer
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“Después de incontables días de internación, de pasar por quirófano y terapia intensiva, de tener que haber padecido los síntomas de su enfermedad y del tratamiento, tras haber tenido que alejarse de los amigos, del colegio y sus compañeros, luego de perder el pelo y mucho peso, de haber tolerado los pinchazos de agujas y catéteres y de haber visto llorar infinidad de veces a sus padres, Cami tomó en sus manos el badajo de la campana del pabellón de oncología pediátrica de la Clínica del Niño y produjo el sonido más bello que alguna vez oí.
Animada por el aliento de otros chicos que transitaban el mismo camino que ella, de sus familias y del personal de salud, que acompañaban con risas y lágrimas, Cami celebró volver a ser una niña sana”.

La costumbre de tocar una campana de bronce luego de finalizar el tratamiento contra el cáncer y considerarse curado se inició en Houston, Estados Unidos, en 1996 cuando Irve Lemoyne, un almirante de marina, donó la campana de su barco al hospital donde había realizado la quimioterapia.

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Esta costumbre se extendió a todo el mundo en poco tiempo y ahora en muchos hospitales oncológicos, los pacientes recuperados, celebran la vida con este festejo.

El sobreponerse a una enfermedad grave resignifica la vida del paciente recuperado, de sus seres queridos y brinda esperanzas a los que aún no lo han logrado.

Durante la pandemia, en algunas instituciones de salud, se festejó el egreso hospitalario de los pacientes que requirieron asistencia respiratoria mecánica o una estadía prolongada en terapia intensiva tocando la campana de la vida.

Los médicos y el personal de salud nos sentimos felices de que alguien con quien compartimos un largo tiempo se levante y se vaya. Aún sabiendo que tal vez no lo volvamos a ver.


Por: Dr. Guillermo Moschino (MN 113892)

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