En una jornada cargada de simbolismo y esperanza, el Papa Francisco impartió este domingo la bendición "Urbi et Orbi" (a la ciudad y al mundo) desde la logia central de la basílica de San Pedro en el Vaticano, ante una multitud reunida en la plaza.

El Santo Padre, que estuvo acompañado por miembros del clero y delegaciones internacionales, elevó un mensaje de paz, unidad y fe en medio de los desafíos que atraviesa la humanidad. Durante su homilía, instó a los pueblos a “no perder la esperanza” y a “trabajar por una fraternidad universal, donde cada vida sea respetada y valorada”.

El evento, que marca uno de los momentos más importantes del calendario litúrgico católico, fue transmitido a todo el mundo y seguido por millones de personas a través de diferentes plataformas.

A pesar de su frágil estado de salud en los últimos meses, el Papa se mostró firme y sereno, reafirmando su compromiso con los valores de la Iglesia y el llamado al diálogo entre las naciones.

La ceremonia concluyó con una oración por los países en conflicto, las víctimas de la pobreza y los refugiados, renovando el mensaje central de la Pascua: la vida triunfa sobre la muerte.