“Uno se da cuenta si esta dentro de una pareja tóxica por los sentimientos que tiene, si se tiene juzgado por el otro, si siente culpa o miedo de hacer algo por el otro. Hay control y necesidad de poder sobre la persona, entonces el otro empieza a sentirse atemorizado y desvalorizado constantemente”, explicó la especialista.

“No tienen mucho futuro las parejas tóxicas, porque son personas con características que no vana cambiar, no van a modificar los celos, el querer controlar al otro. El ser humano se acostumbra a cualquier tipo de situación y lo termina viendo como natural, hasta que por ejemplo pasan 20 años, se da cuenta, pero el otro no va a querer cambiar”, sostuvo. “Se puede ser violento sin darse cuenta porque la persona lo naturaliza y cuando el otro se lo marca, lo niega”, agregó.

“Si el controlado no cumple los pedidos del controlador va a haber problemas, discusiones, y es un modelo que los hijos van a ver y no es sano para los chicos”, explicó la entrevistada. “La violencia es cultural, hay personas que despiertan un gen dentro de su organismo y esto influye hasta tres generaciones, y además la violencia se aprende”, afirmó.

“Hacer que la gente sea más empática, también se enseña y se aprende, y puede ser una mejor persona con una calidad humana mejor, los seres humanos tenemos plasticidad neuronal”, aseveró la entrevistada. “Se puede construir una sociedad más empática entonces”, finalizó.

Por: Loli Belotti