Europa quiere implementar su propia criptomoneda, la misma busca ser un complemento electrónico para los billetes y monedas físicas en detrimento de su reemplazo. De esta manera se trata de ofrecer a los ciudadanos de la eurozona una forma diferente pero adicional como forma de pago. Se estima que el prototipo regulado será presentado en 2023 y su funcionamiento pleno para 2025. Uno de sus objetivos es despegarse del funcionamiento que vienen teniendo las divisas como Bitcoin y algunos usos ilícitos.

Para la creación de este gran proyecto, no solo estuvo involucrado el BCE, sino también otras entidades como la Comisión Europea, el Parlamento Europeo y los ministros de Finanzas de la zona euro con el fin de trabajar mancomunadamente. En la fase previa de investigación dieron sus aportes empresas como Amazon o CaixaBank.

La presidenta de la organización, Christine Lagarde, sostuvo que "los principios básicos de diseño de un euro digital están progresando satisfactoriamente, la eurozona se encuentra en una etapa relativamente avanzada en la exploración de una moneda digital del banco central". 

Un euro digital “sería seguro y fácil de usar, al igual que el efectivo en la actualidad” y se podría utilizar una tarjeta o aplicación de celular para pagar. A diferencia del resto de criptomonedas, la volatilidad y el anonimato (características esenciales de Bitcoin o Ethereum) son elementos que el BCE desea eliminar. Por lo tanto su funcionamiento es muy diferente al pertenecer a una organización oficial.

Por un lado, este euro digital está respaldado por un Banco Central que tiene como objetivo obligatorio mantener el valor del dinero, ya sea digital o físico y con ello se busca evitar los riesgos. Explican desde el BCE que “Constituiría un ancla para la estabilidad de los sistemas de pago y de los sistemas monetarios". 

Respecto a su estabilidad, Lagarde aseveró en un discurso que las monedas digitales más reconocidas en el mundo "son demasiado volátiles para actuar como medio de pago", por lo que "la emisión de un euro digital salvaguardaría la confianza de las personas en que 'un euro es un euro', lo que les permitiría convertir dinero digital privado al mismo nivel que el dinero digital del banco central". En su opinión "garantizaría que el dinero siga estando denominado en euros. Y estaría basado en una infraestructura europea". 

Por otro lado, en este proyecto se acordó respetar la privacidad y la protección de datos sin llegar al punto extremo del anonimato completo. En este caso el BCE indica que la moneda digital "permitiría efectuar pagos sin compartir datos con terceros, a menos que sea necesario para prevenir actividades ilícitas". Lo que se busca preservar son los “diferentes tipos de datos, incluidos la identidad del usuario, los datos de cada pago (por ejemplo, su importe) y los metadatos de la operación (por ejemplo, la dirección IP del dispositivo utilizado)". El anonimato no es una opción viable porque a partir de él se generarían varios problemas como el lavado de dinero o el financiamiento del terrorismo, dos situaciones que impactarian con la politica publica de asegurar el cumplimiento de las normas.  

Por último, en el caso del euro digital, su sistema Eurosystem TARGET Instant Payment Settlement (TIPS) es capaz de procesar más de 40.000 transacciones por segundo. Cifra que es más elevada que otras criptomonedas. Por ejemplo, Bitcoin alcanza tres transacciones por segundo y Ethereum cerca de 12. 

Entonces hay que dejar en claro que sería un complemento y no un sustituto. En la zona euro el efectivo seguirá circulando y en paralelo funcionará el euro digital como un elemento más a la hora de realizar una transacción, incluso en compras pequeñas. Así, se satisfacerá la gran demanda de realizar pagos virtuales de manera rápida, fácil y simple.

Por: Héctor Juárez