El hombre que amaba ver platos voladores: Una mirada reflexiva al periodismo y la innovación
La película El hombre que amaba ver platos voladores se presenta como una obra destacada por su capacidad de generar reflexión en torno al ejercicio periodístico, particularmente sobre los desafíos que enfrenta un periodista en un canal de renombre y la presión de ofrecer contenidos novedosos. El filme, ambientado en la década de los 80, pone en evidencia problemáticas que, lejos de ser antiguas, siguen vigentes en el actual panorama mediático. El complejo mundo de la comunicación, tanto en el ámbito laboral en Argentina como en la producción de contenidos, nunca ha sido fácil, y la película acierta al mostrar esta realidad
No obstante, el largometraje presenta ciertos puntos cuestionables. Uno de ellos es la caracterización del protagonista, cuya edad parece exagerada en comparación con lo que se intenta retratar. También se evidencia un sesgo hacia los habitantes del interior del país, insinuando que, ante situaciones difíciles, carecen de la capacidad para imponer orden, un estereotipo que perpetúa una visión injusta y centralista. Este tipo de prejuicios, según se puede observar, resulta anacrónico y poco representativo, ya que no se puede suponer que en la Capital Federal todo funcione a la perfección.
A pesar de estas críticas, El hombre que amaba ver platos voladores logra captar la esencia del periodismo y sus desafíos, abordando cuestiones que, aunque situadas en el pasado, mantienen su relevancia. La película invita a reflexionar sobre la innovación en un contexto mediático exigente y cambiante, haciendo de esta obra un relato que va más allá del entretenimiento y ofrece una lectura profunda sobre el rol del periodista en una sociedad ávida de novedades.
Por: Guillermo Hideki Sorasio