La noche en La Bombonera tuvo dueño desde el comienzo. Boca Juniors, dirigido por Mariano Herrón, asumió el protagonismo con intensidad, presión alta y ambición. En el marco de los cuartos de final del Torneo Apertura, el conjunto xeneize fue superior ante un Independiente que no logró afirmarse ni en lo táctico ni en lo anímico.

Con un planteo ofensivo, Boca asfixió a su rival en los primeros minutos. La presión adelantada permitió recuperar rápidamente en campo rival, y a partir de allí se gestaron las situaciones más claras. Miguel Merentiel y el juvenil Giménez fueron las principales amenazas. El arquero Rodrigo Rey respondió con solvencia al primer aviso del delantero uruguayo, desviando un remate que marcó el tono de lo que vendría.

El dominio de Boca no fue exclusivamente ofensivo. Mauricio Delgado, como mediocentro, fue clave en la contención, raspando en cada disputa y ganando duelos. Aunque el desarrollo por las bandas fue algo irregular con Belmonte y Zenón, el conjunto local mantuvo el control territorial.

Un gol anulado por posición adelantada mantuvo la tensión antes del descanso. En tanto, Independiente apenas pudo generar peligro. Felipe Loyola, desde la banda, fue de los pocos que intentó romper la monotonía ofensiva del Rojo. Sin embargo, el equipo de Julio Vaccari careció de asociaciones y sufrió en la última línea.

Carlos Palacios tuvo una ocasión clara pero falló en la definición, llegando tarde frente al arco. Esa jugada sintetizó la noche del Rojo: sin precisión, sin peso en las áreas y con muchas dudas.

Con Nicolás Ramírez como árbitro y transmisión de ESPN Premium, el duelo dejó mejores sensaciones del lado xeneize, que mostró actitud, presión coordinada y oficio en los momentos clave. Independiente debía reaccionar si pretendía sostenerse en el torneo. Y lo hizo.

Segundo tiempo: el partido se dio vuelta

El complemento arrancó con un cambio de energía total. Juego brusco, intensidad al límite y un Independiente más decidido marcaron la tónica. Con un vendaval físico y anímico, el equipo de Vaccari apostó a sostener su estilo y empujar hacia adelante. Montiel fue clave para ordenar el medio, mientras que Tarzia esperaba su ingreso para los últimos minutos. Lomonaco, en tanto, batalló cada pelota como si fuera la última, siendo figura en el Rey de Copas.

Boca, que seguía siendo competitivo, recurrió a variantes ofensivas: Cavani volvió tras 25 días por lesión y el español Ander Herrera ingresó para renovar aire en un encuentro que ya se sentía vibrante, tenso y parejo, donde cualquier error podía costar la clasificación.

El momento bisagra llegó a los 20 minutos: Ángulo, como extremo izquierdo, encaró, perfiló y definió como un delantero de raza. Cruzó el remate al segundo palo de Marchesín y silenció a La Bombonera. Un golazo que selló la reacción de Independiente y cambió el signo del partido.

El cierre: empuje sin premio y clasificación roja

El gol fortaleció al Rojo. Lo afianzó desde lo anímico y lo volvió más seguro tácticamente. Boca, herido, fue con todo. Apretó con línea de tres, sumó peso ofensivo y puso toda su estructura en campo rival. La presión fue total en los últimos minutos y el agregado de seis minutos mantuvo la tensión hasta el final. Sin embargo, el empate no llegó.

Independiente resistió con orden, corazón y compromiso. Ganó un clásico caliente, con historia, y se metió en semifinales, donde enfrentará a Huracán. Un triunfo que vale por el resultado y por la reacción.

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Síntesis del análisis final:

Independiente logró una victoria de carácter. Fue ampliamente superado en la primera mitad, pero corrigió, se plantó y golpeó en el momento justo. Ángulo le dio el gol, Lomonaco la entrega, y Vaccari, el ajuste estratégico.

Boca mostró intensidad, propuesta y control en el inicio, pero se desdibujó tras el gol en contra. La falta de definición, más el impacto anímico, le impidieron remontar. La Bombonera, esta vez, fue testigo de una noche en la que el dominio inicial no alcanzó para sostener el pase.

Análisis e información de Osorio Víctor para Late FM 931