«La sociedad de la nieve»: bondad, generosidad y coraje en medio de la tragedia

CINE25/01/2024 Por Late
Con gran realismo, “La sociedad de la nieve” relata la historia del accidente del avión uruguayo en Los Andes. DW conversó con Pablo Vierci, autor del libro en que se basa la película, sobre las lecciones de esta hazaña.
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El escritor uruguayo no olvida aquel día de diciembre de 1972 en que escuchó la noticia del hallazgo de los 16 sobrevivientes del accidente de los Andes. El vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya había despegado 72 días antes desde Montevideo con destino a Santiago de Chile y se había estrellado en la cordillera. A bordo iban 45 personas, entre ellas el equipo del club Old Christians, familiares, amigos y cinco tripulantes.

 

Vierci, autor del libro «La sociedad de la nieve” (2008), en que se basa la película homónima, era amigo de varios de ellos. «Yo estaba en mi casa, en mi dormitorio, escuchaba la lista y estaba llorando y me reía. Lloraba de dolor, porque los chicos que adoraba no estaban en la lista y me reía por los que estaban vivos. Tenía el sufrimiento y la gloria simultánea. Creo que la película busca un poco eso, reconciliar esos opuestos”, reflexiona en entrevista con DW.

 

El film, dirigido por el español Juan Antonio Bayona, de la que Vierci es también productor asociado, está sumando nominaciones y premios, y es la candidata española al Oscar. Fiel a los detalles, incorpora los escenarios reales del lugar del accidente y no deja de lado temas complejos como la antropofagia, a la que debieron recurrir los sobrevivientes para no morir. Aunque la historia había sido contada previamente en películas, documentales, libros y reportajes, nunca había sido abordada con tal realismo. En palabras de Vierci, está generando un «tsunami emocional”.

 

 «El objetivo de este libro y de la película, que empezamos a trabajar con J.A. Bayona y las productoras Belén Atienza y Sandra Hermida en 2016, era que la historia no se cerrara, sino que quedara abierta, y que saliéramos de esa bipolaridad entre tragedia y milagro. Falta la palabra para esto, porque es las dos cosas al mismo tiempo. El objetivo es que se reencuentren esos dos mundos, que parecen opuestos».

 

«La vida es agridulce por definición, porque la muerte es inherente a la vida. La película toca estos temas que no tienen respuestas definitivas. Está contada desde el punto de vista de veinteañeros que reflexionan sobre esto, cuando se supone que tienen la vida por delante, pero están en la cornisa de la vida y la muerte durante 72 días. Eso ayuda a crear esa sociedad de la nieve, que reprodujimos con la dureza que tuvo el rodaje por 140 días en plena pandemia en Sierra Nevada».

 

«Soy coetáneo de ellos, compañero de clase de Nando Parrado, y había chicos de otras clases, que conocía. Soy de ese barrio, de ese deporte y de ese club de ex alumnos de un colegio de hermanos irlandeses. La coincidencia de que me gustara escribir y fuera de ese mundo, me generó una especie de compromiso, de relatar esta historia desde la cercanía. Escribo sobre cosas que no logro comprender del todo y esto nunca lo logré comprender del todo: cómo se forma esa sociedad tan generosa, cómo logran sobrevivir y superar el trauma. Además, siempre me generó mucho compromiso quién iba a contar la historia de los que no volvieron y colaborar con sus familiares, a quienes les faltaba un cierre».

 

Escena de la película "La sociedad de la nieve", con el actor Enzo Vogrinic.

La producción española, basada en el libro de Pablo Vierci, recrea la historia del avión uruguayo que se estrelló en la cordillera de los Andes. Actores argentinos y uruguayos interpretan a los 45 pasajeros, de los cuales 16 sobrevivieron y 29 perdieron la vida en los 72 días en la montaña. Dl actor Enzo Vogrinic, que interpreta a Numa Turcatti y la historia es desde su mirada.

 

«La consigna cuando empezamos a trabajar con Bayona y las productoras es que hay 16 vivos porque hay 29 muertos. Bayona tiene una sensibilidad muy especial y pudimos explorar para contar eso que nunca se había contado. Para eso teníamos que contar con la anuencia, la solidaridad y el acompañamiento de los sobrevivientes y de muchos de los familiares de los que no volvieron. Fuimos a verlos y les pedimos permiso para contar esta historia desde el punto de vista del hermano, del tío, y confiaron en nosotros».

 

«Cuando la presentamos en septiembre de 2023 ante 360 personas, las familias de los sobrevivientes junto con las de los que no volvieron, hubo una gran reconciliación. No es que estuvieran distanciados, sino que comprendieron mucho mejor y se convirtió en un solo grupo. Fue la experiencia más conmovedora que tuve en mi vida. Surgió una empatía que se expresa en una suerte de emoción compartida. Los familiares se pusieron en el lugar de los sobrevivientes, y viceversa. Comprendieron que, así como estaban estos 16 sobrevivientes, podrían haber sido sus propios hermanos e hijos. Y ahora tantos millones de personas han visto la película y están sintiendo algo parecido. Es algo poderoso, bondadoso. El ejemplo de generosidad más extrema, que es el pacto de entrega mutua, que quiere decir que si yo muero puedes usar mi cuerpo para continuar con vida -cuando nadie hablaba de donación de órganos y del concepto de seguir vivo en otro-, y atravesar los Andes para contar qué ocurrió, es un poco la metáfora de la película. Es tan poderoso que explica un poco que se esté produciendo este tsunami emocional con una historia que ya se conocía.

 

«Yo destaco uno, porque es crucial y bastante simbólico. Lo hablé mucho con Roberto Canessa y con Nando Parrado. Cuando llegan al monte más alto, la cámara en la película muestra exactamente lo que se ve desde el sitio al que llegaron, a 5.000 metros de altura. En lugar de encontrarse con lo que ellos creían, los valles verdes de Chile o el océano Pacífico en el horizonte, ven el infinito de montañas. Nando le dice: «Mira allá al final, hay una zona más baja que aparentemente está sin nieve”, y Roberto no mira el infinito de montañas que es la muerte, y ellos famélicos, sin equipo, sino que mira a Nando, y lo que ve es un titán. Mira el coraje, la determinación y una voluntad más allá de lo humano, que capaz que él puede acompañar, y dice «lo veo”. Lo que está viendo es un ser humano con el que pueda lograr llegar allá y efectivamente lo logró. Ese es el detalle que más me emociona».

 

Escena de "La sociedad de la nieve".

La cercanía de Vierci con los miembros del equipo de rugby que sufrió el accidente lo hizo querer abordar esta historia no solo desde la perspectiva de los sobrevivientes, sino también de quienes no volvieron.

 

«Para mí la fundamental es que, en la peor situación imaginable, cuando se quitan todas las capas con que adornamos el ego, lo que surge es un hombre bondadoso. En un paralelo con la pandemia, que parecía una metáfora gigantesca de lo que estábamos contando, te torna humilde porque tienes la muerte enfrente, te torna más generoso porque no hay salvación individual, y hay una búsqueda frenética de una luz al final del túnel. La tragedia dejó 29 muertos y dos vidas partidas como la de Nando, que perdió a su mamá y su hermana, y la de Javier Methol, que perdió a la mujer y madre de sus cuatro hijos, pero ahora son 160 entre hijos y nietos. Como dicen ellos, la vida prevaleció».

 

«No tengo una respuesta. Como dijimos con Bayona cuando empezamos con la película, estamos navegando en terrenos desconocidos y vamos a llegar lo más lejos que podamos, pero no vamos a llegar a un destino final».

 

Así como «La sociedad de la nieve” es la visión coral, «Tenía que sobrevivir” toma un ejemplo concreto. Roberto Canessa es médico y se dedica a tratar niños con cardiopatías congénitas, a rescatar a aquellos que están decretados muertos, como pasó con ellos en los Andes, escucharon en la radio que la sociedad los había abandonado. Entonces Roberto tiene la pulsión de que no les suceda a otros lo que les sucedió a ellos, que nadie los vino a rescatar. Y él es el rescatista de estos niños. Es muy emocionante y de una generosidad enorme. Roberto trata todo tipo de niños, desde los más humildes, y utiliza la fama que le dio los Andes, por llamarlo de alguna manera, y llama a los mejores médicos del mundo, les manda la ecografía y todos le responden. Recién cumplió 71 años y esto lo hace todos los días.

 

Por: María Lorena Belotti

 

Fuente: Netflix, DW

 

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