"El Eternauta" en Netflix: los secretos detrás de la nevada mortal

CINE30/04/2025 Por Late
Crear las condiciones climáticas para hacer realidad el sueño de trasponer El Eternauta a la pantalla fue uno de los grandes hitos de esta producción.
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Una de las series más esperadas de los últimos tiempos finalmente ya esta disponible, estamos hablando de El Eternauta en Netflix. La serie es la primera adaptación audiovisual de la novela gráfica argentina de ciencia ficción de Héctor G. Oesterheld, ilustrada por Francisco Solano López, publicada por primera vez en 1957

Poder trasladar las imágenes de una Buenos Aires conocida pero a la vez diferente fue uno de los desafíos de la adaptación comandada por Bruno Stagnaro. Entre esos desafíos uno de los más grandes fue trasladar del comic a la pantalla la denominada "nevada mortal".

A continuación te contamos cómo la producción logró este hecho tan importante para la historia de El Eternauta

Los secretos detrás de la nevada mortal en el Eternauta

La última nevada verdadera sobre la Ciudad de Buenos Aires y sus alrededores fue en 2007. La vez anterior había sido en 1918. No hay registros de nevadas anteriores. En ambas ocasiones, por supuesto, ocurrió en invierno. Si cayera nieve en pleno verano sobre esta gran urbe sudamericana, pasaría de ser un hecho extraordinario a uno inquietante, perturbador.

Crear las condiciones climáticas para hacer realidad el sueño de trasponer El Eternauta a la pantalla fue uno de los grandes hitos de esta producción. En la industria audiovisual, todo el mundo sabe lo complejo que es filmar con nieve. En este caso había que ubicar la historia en escenarios existentes y reconocibles de la ciudad, cubrirlos de un manto blanco hiperrealista y crear acción, en muchos casos, bajo tormentas. “Generar un efecto climático en un lugar donde ese efecto no existe marca un antes y un después en la industria –afirma Nicanor Enriquez, Supervisor de Producción SFX–. Nosotros generamos nieve en una ciudad donde no nieva. Somos pioneros en ese camino, como Juan Salvo saliendo por primera vez a un mundo desconocido”.

Para definir qué materiales y máquinas utilizar, cómo organizarse para cubrir escenarios enormes o locaciones en estudio y cómo maximizar los recursos se requirió de mucha investigación, preproducción y consultas con especialistas de otros países. “Todos ellos en algún momento fueron a hacer nieve a un lugar con una base ya acumulada, que luego modifican o adaptan a la necesidad de la historia –detalla Enriquez–. Nosotros nevamos grandes superficies de Buenos Aires. No solo eso: también las ‘desnevamos’ y volvimos a nevar otros lugares”.

La nieve se acumula en calles, autos y cuerpos inertes. Cae sobre los personajes, se ve desde las ventanas, entra por los portones. Es el mal que acecha a una población diezmada y perpleja. Pero no es una nieve cualquiera la que va modificando el paisaje a cada instante. “La nieve de El Eternauta es una especie de ceniza –continúa el Supervisor de Producción SFX–. No se comporta como la nieve convencional: tiene otra textura, otro color, no se acumula de la misma manera ni se transforma en agua. Es volátil, genera bruma. Todo eso tuvimos que transmitirlo y traspasarlo a materiales concisos y prácticos para tocarlos”.

En la búsqueda estética para saber cómo la nieve iba a verse en cámara, el proceso de investigación derivó en cuatro materiales principales: sal, celulosa, espuma seca y eco-snow, un elemento generado por la producción con polietileno biodegradable triturado. “Lo ecológico siempre estuvo presente –cuenta Walter Urquiza, Coordinador de Efectos Especiales SFX–. Trabajamos con material hipoalergénico, amistoso en el contacto con los actores y el equipo técnico, y que pudiera adaptarse a las necesidades del entorno”.

En la etapa de investigación, se hicieron pruebas en exteriores y en estudio para entender cómo se combinaban las diversas opciones de nieve artificial, cómo funcionaban estéticamente y cuál era su respuesta mecánica y dinámica en función a la convivencia con los personajes y los objetos. Los resultados quedaron plasmados en una suerte de glosario (“la Biblia de la nieve”) que funcionó de guía en el armado de cada toma. “Para cubrir grandes exteriores, la sal entrefina con cierto grado de humedad ofrecía la textura que Bruno buscaba –explica Enriquez–. Genera la sensación de nieve virgen, copia las huellas y las marcas de todo lo que se toca, y es fácil de ‘resetear’. Un dato no menor: teníamos sal suficiente, por lo tanto podíamos distribuirla en amplias superficies de manera medianamente rápida”.

Para cubrir los vehículos, el vestuario y otros objetos en exteriores, los maquilladores del equipo utilizaron celulosa: “Es un producto que se usa internacionalmente para hacer efecto nieve –agrega Urquiza–. Proyectado con humedad tiene adherencia para vehículos y se utiliza para el maquillaje del vestuario de los personajes”.

En estudio, la sal tuvo su reemplazo: la perlita, o roca volcánica expandida. “Encontramos pequeños desafíos con la sal, que por un lado es corrosiva y por otro, conductiva –explica Enriquez–. En los escenarios exteriores no tuvimos problemas, pero en un estudio, lleno de electrónica y elementos delicados, sí. Al humectar la perlita se logra una textura hermosa que, a la hora de ser pisada, también marca la huella. Es una roca volcánica similar a la ceniza, muy volátil, entonces se levanta y se mueve”.

Una vez armado el set, otros integrantes del equipo quedaban a cargo de generar las nevadas. Según la superficie y la complejidad de la jornada, podían ser convocadas entre 12 y 20 personas. Este grupo de rodaje estuvo integrado principalmente por técnicos que debían maniobrar diferentes máquinas según la necesidad de generar nieve, bruma, polvo o humo. Principalmente se utilizó espuma seca proyectada por turbinas para generar la nieve en suspensión. Y en planos con vidrios o plásticos traslúcidos, como parabrisas, ventanas, espejos y máscaras, se trabajó con eco-snow.

Cada locación tenía sus dificultades y requería de una solución expeditiva. “Utilizamos grúas y tijeras para generar la elevación y la proyección de esa nieve que cae –explica Urquiza–. Pero también hubo que adecuar la maquinaria. Teníamos una amplia experiencia de trabajo con nieve, pero nunca existió un proyecto de esta envergadura. La clave estaba en la especificidad”. Para adaptar la estructura, debían coordinar todo con las otras áreas.

Los escenarios exteriores contaban, por ejemplo, con tamices de luz y cromas ubicados en diferentes lugares. “Tuvimos que ingeniar maquinarias mucho más prácticas. Por ejemplo, pasamos de una turbina enorme a una mochila portátil a batería para seguir a un personaje en un escenario que no podíamos nevar con tiempo suficiente”, destaca Enriquez. Trabajar en estudio tenía la complejidad de la altura. “Las pantallas que se usaron en el set y toda la electrónica de esos espacios hicieron que el desafío fuera el triple: la nieve obviamente cae desde arriba, pero arriba siempre teníamos alguna estructura”.

El tercer grupo del equipo de nieve fue el de limpieza. Al final de la jornada, había que entregar cada locación tal como estaba antes. Operadores de palas y carretillas elevadoras formaron parte de este grupo. “Teníamos las limitaciones de una locación pública en cuanto a los tiempos disponibles y la necesidad de que vuelva a funcionar todo perfecto al momento de irnos. Un equipo muy organizado levantaba el material, para tirar o reciclar. La mayor parte era sal, que luego trasladábamos a otros escenarios para volver a usar. Y muchos materiales que enviamos a sitios de reciclaje”.

El equipo completo de nieve para una jornada convencional –aunque nada fue convencional en El Eternauta– estuvo integrado por 40 a 55 personas entre armado, rodaje y limpieza. “Fue una sensación emocionante –concluye Enriquez, quien desde mucho antes de este proyecto lleva tatuado en una pierna un enorme Juan Salvo con el trazo de Solano López–. Nos dejó exhaustos, pero cada día nos levantamos y lo hicimos entendiendo que estamos haciendo una parte de la historia del audiovisual argentino”.

La primera temporada de El Eternauta esta disponible en Netflix.

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