El agua es vida. Esta frase, aunque común, encierra una verdad esencial: el cuerpo humano depende del agua para funcionar correctamente. Sin embargo, muchas personas no saben con exactitud cuánta agua deben consumir al día para mantener una buena salud. En este artículo, abordamos esta pregunta desde una perspectiva científica y práctica.

La importancia del agua en el cuerpo

Nuestro cuerpo está compuesto en un 50-70% de agua, dependiendo de factores como la edad, el sexo y la masa muscular. El agua es vital para funciones como la regulación de la temperatura corporal, la digestión, la eliminación de toxinas, la lubricación de las articulaciones y el transporte de nutrientes a las células. Una hidratación adecuada mejora el rendimiento físico y mental, mientras que la deshidratación, incluso leve, puede causar fatiga, dolores de cabeza, dificultad para concentrarse y problemas renales.

¿Cuánta agua necesitamos?

Durante años, se ha repetido la recomendación general de beber ocho vasos de agua al día, lo que equivale aproximadamente a dos litros. Sin embargo, esta cifra no es una regla universal. La cantidad ideal de agua varía según factores individuales como la edad, el peso, el nivel de actividad física, el clima y la dieta.

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) recomienda una ingesta diaria de:

2 litros para mujeres adultas

2,5 litros para hombres adultos

Estas cifras incluyen todas las fuentes de agua: no solo el agua potable, sino también la contenida en alimentos (especialmente frutas y verduras) y otras bebidas como infusiones, leche y jugos. En promedio, se estima que entre el 20% y el 30% de la hidratación diaria proviene de los alimentos.

Escuchar al cuerpo

Una manera efectiva de saber si estamos bien hidratados es prestar atención a las señales del cuerpo:

La sed es un indicador básico pero confiable.

El color de la orina puede ser aún más útil: una orina clara o ligeramente amarilla suele indicar buena hidratación, mientras que un color oscuro puede señalar deshidratación.

Situaciones especiales

Hay momentos en los que el cuerpo necesita más agua de lo habitual:

Durante el ejercicio, especialmente si se suda en exceso.

En climas cálidos y húmedos.

Durante enfermedades que causan fiebre, vómitos o diarrea.

En mujeres embarazadas o en período de lactancia, donde las necesidades hídricas aumentan.

Consejos para mantenerse bien hidratado

1. Llevar siempre una botella de agua reutilizable.

2. Incluir alimentos ricos en agua, como pepino, sandía o naranjas.

3. Beber agua antes, durante y después del ejercicio.

4. Evitar bebidas con cafeína o alcohol en exceso, ya que pueden favorecer la pérdida de líquidos.

No existe una única cantidad mágica de agua que debamos beber todos. La clave está en adaptar el consumo a las necesidades individuales y aprender a escuchar a nuestro cuerpo. Mantener una buena hidratación es uno de los hábitos más sencillos —y a menudo subestimados— para preservar la salud y el bienestar a largo plazo.