¿Qué dijo el Papa Francisco, cuándo y por qué importa hoy su mensaje de Domingo de Ramos?

En el corazón del Vaticano, este domingo 13 de abril, el Papa Francisco volvió a tomar la palabra con la humildad de quien conoce el peso del silencio. La celebración del Domingo de Ramos, que marca el inicio de la Semana Santa, lo encontró recuperado de su reciente neumonía, pero no menos comprometido con los dolores del mundo.
¿Qué dijo?
Durante la misa y posterior Ángelus, el Papa pronunció un mensaje profundamente espiritual y humano: pidió rezar por los pobres, los enfermos y las víctimas de guerras y catástrofes. Habló del sufrimiento físico y moral que atraviesa la humanidad y de cómo la fe puede sostener incluso en los momentos más oscuros. "No ceder a la desesperación", dijo, "sino confiar en el abrazo providencial del Padre".
¿Dónde?
La Plaza de San Pedro fue escenario de una liturgia viva, con palmas agitadas por miles de fieles. Allí, Francisco también se acercó a monjas, niños y peregrinos, gesto que reafirma su cercanía con el pueblo. Como destacamos desde nuestro medio, su presencia fue celebrada como una señal de fortaleza y esperanza.
Domingo de Ramos: El susurro de la cruz en tiempos ruidosos
¿Cuándo y cómo?
Este mensaje llegó en un contexto de ruido global: guerras, crisis migratorias y una sociedad cada vez más dividida. Francisco eligió la fe y la ternura como lenguajes de resistencia espiritual.
Su Ángelus no fue solo una oración, fue una declaración de principios frente al dolor y la indiferencia.
No como ritual sino como conversión, de volver a empezar
Durante el Ángelus, Francisco no habló desde la lógica del poder ni desde el protocolo. Lo hizo desde el costado traspasado del Cristo que entra a Jerusalén sabiendo que lo espera la cruz. Habló del silencio como resistencia. Del amor como escándalo. De la fe como motor en tiempos de desesperanza. Y en su mensaje se coló un susurro que, aunque suave, retumbó fuerte: "La paz no se construye desde el ruido de las armas, sino desde la paciencia de los gestos que abrazan."
¿Por qué importa?.
-Porque en un mundo donde la inmediatez manda y el ruido tapa la reflexión, la palabra del Papa se vuelve un faro. Nos recuerda que la espiritualidad no es evasión, sino compromiso. Que el Reino de Dios empieza en el gesto humilde, en la mirada atenta, en la compasión concreta.
Este Domingo de Ramos no fue uno más. Fue una invitación a volver a empezar. A caminar esta Semana Santa con el corazón abierto y la esperanza encendida. Porque aún en la fragilidad, como dijo Francisco, Dios nunca deja de abrazarnos.
La espiritualidad de este Domingo de Ramos no es evasión. Es compromiso. Francisco lo dejó claro. Recordó a los migrantes, a las víctimas de guerra, a los pobres descartados por sistemas que veneran el éxito pero olvidan al caído. Y también nos recordó que el camino del creyente no es triunfalista, sino crucificado. Es un camino donde se elige, una y otra vez, amar sin medida.